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martes, 15 de marzo de 2011

Técnica budista de relajación


AMBIENTE:
- Reducción de la estimulación sensorial ambiental
- Ropa cómoda, suelta, fibras naturales
- Contacto con la Tierra
- Evitar el periodo pre y postprandial
- Evitar contaminación sonora y electromagnética
- Colores ambientales: verde, azul, evitar colores saturados
- Música ambiental tranquila (clásica, “New-Age”, hindú, canto gregoriano…)
- Hidroterapia (baño templado 15 minutos, con posterior reposo abrigado)
- Medio natural: temperatura suave, no peligros físicos próximos
POSTURA:
- Sentada: espalda recta, piernas cruzadas
- De pié: percepción del esquema corporal
- Tumbada: respiración natural completa
- Movimiento: danza, estereotipias, ejercicios
SISTEMA MUSCULO-ESQUELÉTICO:
- Reposo relativo (aunque también hay técnicas “activas”)
- Atención-Percepción en un miembro o grupo muscular y “aflojar-soltar”
- Contracción activa de un miembro o grupo muscular y “aflojar-soltar”
- “Fluir” con los movimientos corporales
- “Stretching”: distensión activa (estiramiento) de grupos musculares
- Masaje relajante
- Percepción del esquema corporal
- Focalizar relajación de:
Manos y piés
Frente, lengua, maxilares, facies
Cuello
Músculos abdominales
Ano, periné y área genital
SISTEMA CARDIOVASCULAR:
- Dejar al corazón latir espontánea y tranquilamente
- Imaginar cómo las arterias se relajan
RESPIRACIÓN:
- Espontánea (“algo respira en mí”)
- Rítmica (según Chuang Tzu, “Inhalar y exhalar ayuda a liberarse de lo rancio y a
introducir lo fresco”)
- Observación de la respiración, “seguirla”
- “Engancharnos” a la respiración
- Inspirar-espirar por la nariz
- Abdominal (diafragmática)
- Completa: abdominal-torácica-clavicular
PENSAMIENTO-LENGUAJE:
- No engancharse a (ni luchar contra) los pensamientos
- No engancharse a (ni luchar contra) las emociones
- Evitar monólogos interiores (el “mono parlanchín”), el “pensamiento discursivo”
- Repetición mental de una palabra agradable: “Paz”, Tranquilidad”…
- Recitación de un “Mantra” (palabra o grupo de resonancia especial repetitivos)
- Técnicas de visualización-imaginación de escenas agradables o neutras: paisajes,
colores, sonidos, tacto, sabores, olores
- Meditación sobre objetos: naturales, mandalas, pared
- “Biofeed-back”: autocomprobación de consecuencias fisiológicas de la relajación
PERSONALIDAD:
De todos, quizás sea el factor más difícil de modificar. No es, ni mucho menos,
obligatorio tener un tipo específico de personalidad para relajarse, cualquier persona se
puede relajar, pero una personalidad madura y abierta, con escasos conflictos en su
inconsciente lo tiene más fácil y además mejores suelen ser los frutos de la práctica de
la técnica, que, por otra parte, es compatible con otras formas de psicoterapia.
Asímismo, dicha práctica puede repercutir favorablemente en la maduración
personal
en caso de manifiesta psicopatología previa, son más adecuados otros métodos
psicoterapeúticos (psicodinámicos, cognitivo-conductuales, humanísticoexistenciales…),
dado que entrañaría riesgos de agravar el trastorno (por ejemplo,
precipitar una crisis de angustia en un trastorno neurótico o psicótica
esquizoide). Por todo ello, si en relajación la figura del Maestro es importante, en
meditación es fundamental.
CONCIENCIA:
Puede parecer paradójico, pero con la conciencia prácticamente no hay que hacer
nada, si partimos de la base de que un estado concreto de conciencia está condicionado
por todos los factores anteriores -y también otros más-, cuando, operando sobre ellos, la
voluntad y el entrenamiento logra desenganchar nuestra atención del “ego” (juicios
morales, pensamientos, emociones, sensaciones …), parece que, de forma automática,
espontánea y natural, la conciencia tiende a entrar en otro estado, “no ordinario”, que
suele caracterizarse por su focalización y expansión simultáneas. En definitiva, lo que
hemos hecho relajándonos, si el proceso ha sido el oportuno y adecuado, es, al menos
por un rato, parar el estrépito de nuestras vidas, “aflojar” (nuestros músculos y las
defensas del yo que funcionan habitualmente y que como la concha de una tortuga nos
defienden y nos asfixian a la vez), desapegarnos de nuestro yo habitual, abrirnos, “fluir”
y, quizás, encontrar -o al menos aproximarnos- a nuestro Yo.
(15,17), pero en el caso de la meditación, la práctica y la sensatez nos dicen que(4) en un

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